miércoles, 12 de febrero de 2014

Chistes de vascos

En un pueblo de una pequeña comarca vasca, un euskaldun (hablante del euskera) que vivía en un baserri (caserío) en la ladera de un mendi (monte) llega a la tienda del herri (pueblo) en un crudo día de invierno, con una tremenda helada, y un frío que te podrías reír de Siberia.

- Aupa Joseba, -le dice al dueño-, quiero que me vendas una de esas bolsas de goma que se le pone agua caliente dentro para calentar la cama y tener los pies calientes.

- Coño, Patxi, ¡qué mala suerte!. Justamente esta mañana le vendí la última a Izaskun, la del baserri Maitetxu.

- Patxi, puteado, le dice: ¿Y qué hago yo ahora con el frío que hace por la gau (noche)?

- No te preocupes hombre, yo te presto mi katu (gato).

- Ahí va, la ostia!!!! ¿Tu gato?

- Mi gato es gordito, te lo colocas en los pies dentro de la cama y verás que calorcito que te da toda la noche. El martes ya tendría más bolsas de esas. Vienes a por una y me devolverías el gato.

- Bueno, está bien. Eskerrik asko (gracias) Joseba.

- Agur (adiós) Patxi.

Joseba coge el gato y se dirige a su caserío.

Al día siguiente, aparece Patxi en la tienda de Joseba con la cara desfigurada por los arañazos del gato.

- ¡¡¡JOSEBAAAAA!!! ¡¡Me cago en la puta!! Vengo a devolverte este gato de mierda y te lo puedes meter por el culo. Mira como me ha puesto la cara.

- Pero Patxi, ¿qué ha pasado pues? Si es lo más manso que hay.

- ¿Manso?...... ¡¡La madre que lo parió!!, el embudo en el culo lo aguantó bien, pero cuando empecé a echarle el agua hirviendo, se puso como loco el hijo-puta.....

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